domingo, 23 de junio de 2013

SAN JUAN Y EL SOLSTICIO DE VERANO


El solsticio de verano, fecha en que el sol se detiene y alcanza el lugar más alto , es una fecha que han celebrado todos los pueblos antiguos, cargado de un gran simbolismo de purificación, renacimiento y fertilidad. Es el momento en el que los días son más largos y las noches más cortas y el sol se nos muestra con todo su poder. Los romanos celebraban el día 24 la festividad de Fors Fortuna en torno al río Tíber con guirnaldas y abundante vino. Era una fiesta de carácter popular que tiene puntos en común con nuestra festividad de San Juan.
"Venid Quirites, celebrad contentos a la diosa Fors; en la ribera del Tíber tiene sus regalos de rey. Bajad corriendo, los unos a pie, los otros también en rápida barca, y no os avergüence volver de ahí borrachos a casa. Llevad, barcas adornadas con guirnaldas, a jóvenes y sus francachelas, y que en medio de las aguas beban abundante vino. La plebe venera a esta diosa porque quien fundó su templo era de la plebe,... También a los esclavos le va bien, porque Tulio, que levantó el templo vecino de la ambigua diosa, nació de una esclava.        Ovidio, Fastos VI, 775 y ss.


       Por otro lado, Jano es el dios solar de origen etrusco que ocupaba el puesto más relevante en el escalafón de los dioses etruscos - latinos. Para los antiguos, Jano fue el guardián de las dos puertas solsticiales: Ianua Coeli (puerta del cielo) y Ianua Inferni (puerta del infierno), de ahí que también se le representara con dos llaves, una de oro y otra de plata. 
        En el cristianismo, que adopta símbolos paganos,  las fiestas solsticiales se han convertido en las de los dos San Juan, que se celebran en el solsticio de invierno (San Juan Evangelista 27 de diciembre) y en el solsticio de verano (S. Juan Bautista 24 de junio).  Se ha adoptado, por tanto, la simbología dual de Jano ( dios que inicia el año nuevo, despidiendo el año viejo) para la representación de los dos San Juan, también con una naturaleza dual: representación de los dos solsticios.
        La masonería tiene como uno de los testimonios de su origen las fiestas solsticiales consagradas a los dos San Juan, después de haberlo estado a Jano. Las  representaciones bifrontes de los santos Juanes  representan a San Juan Bautista y, por tanto, el pasado, y la otra a San Juan Evangelista, que representa al futuro con sus visiones del Apocalipsis.
Este símbolo solsticial, peculiar de la masonería anglosajona, representa al sol (el punto en el centro) limitado por dos líneas tangentes que simbolizan los dos solsticios, los dos límites que el sol no puede jamás sobrepasar en su curso, y que se identifican con los dos San Juanes celebrados en cada uno de los dos solsticios.
La noche de San Juan  es mágica y parte de esa magia está en toda la simbología que la rodea desde antiguo. Los romanos celebraban la fiesta de Fors Fortuna  e identificaron a Jano y su dualidad con el nacimiento y la muerte, los solsticios de verano e invierno que, posteriormente, el cristianismo identificó con las festividades de los dos San Juan.
El fuego como elemento purificador y mágico que está presente en nuestras hogueras de San Juan se remonta también a época romana. Se encendían hogueras por toda la ciudad, que debían ser saltadas un número impar de veces para conseguir buena fortuna. En las casas se encendían velas o antorchas que debían mantenerse encendidas toda la noche, como símbolo de la fuerza del sol.
Otros pueblos tenían ritos parecidos como las hogueras celtas de la festividad del Beltaine (bello fuego) que se celebraba el primero de mayo; los griegos también encendían grandes hogueras de carácter purificador en el solsticio de verano  en las fiestas dedicadas al dios Apolo.
Es impresionante que cuanto más conocemos del pasado más y mejor entendemos nuestro presente.

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